CONTEXTUALIZACION:
Los alarmantes datos de migración, específicamente de migración irregular centroamericana hacia Estados Unidos, incluida niñez no acompañada, sumados a las ya cotidianas tragedias mortales – individuales y colectivas- que nutren con morbo los noticieros; indican un deterioro de las condiciones de vida en Centroamérica y, en otros países latinoamericanos.
No existen datos confiables que proyecten efectivamente la cantidad de Centroamericanos viviendo en Estados Unidos, El último censo de Estados Unidos documenta la población guatemalteca en 872,000, no obstante el informe de 2020 del Migration Policy Institute estima en 1.3 millones los guatemaltecos, los Salvadoreños en 1.4 millones (según encuesta del 2022 de la Organización Internacional para la Migración OIM y el Banco Central de Reserva de El Salvador, y la Hondureña en 1.075 millones según el Pew Research Center en su publicación del año 2021 titulado “Datos clave sobre los latinos en Estados Unidos.
No obstante los datos aportados en el párrafo anterior, podrían no ser cercanos a la realidad, lo cual se puede comprobar al cruzar los datos entre distintas fuentes sobre población migrante en condición irregular y proyectarlos. Para ello se tomará como ejemplo Guatemala, es menester resaltar la diferencia de mas de 500,000 guatemaltecos que presentan los 2 estudios citados en el párrafo anterior realizados en fechas similares. Otro estudio www.ghrc- usa.org, estima que el número real de Guatemaltecos es de aproximadamente 1.6 millones” es decir; un 100% mas de personas, que el primer estudio del párrafo anterior.
La dificultad de precisar la cantidad real de la migración irregular guatemalteca puede dimensionarse precisamente por el hecho de no seguir canales oficiales, realizándose en la irregularidad y a través de mafias de trafico humano -simplemente los datos no existen-. Estimados y proyecciones al respecto: la revista SUMA indica que: “alrededor de unos 300,000 Guatemaltecos al ano intentan o logran emigrar a Estados Unidos”. Otros datos no oficiales proyectan que la población guatemalteca en Estados Unidos oscilaría entre los 3.5 y 4 millones de personas, la mayoría de ellos en situación irregular. De Enero 2020 a Agosto 2022, 528,000 Guatemaltecos han sido detenidos en la frontera sur de Estados Unidos, según datos del servicio de Aduanas y protección de Fronteras (CBP) de Estados Unidos. Ese dato NO incluye los que logran traspasar la frontera de manera irregular, y los que obteniendo una VISA deciden quedarse, lo que se estima en 550 guatemaltecos que diariamente se quedan en situación irregular en Estados Unidos (según datos del extinto periódico guatemalteco: El Periódico, 25 de septiembre 2022 pág. 4). Similar situación de ausencia de datos confiables, podrían mostrar realidades similares a la guatemalteca en los otros 2 países del triángulo norte centroamericano.
Los países del Triángulo Norte; Economías artificialmente a flote por las remesas familiares:
Según cifras oficiales del Banco de Guatemala las remesas a Guatemala durante 2022 totalizaron $ 18,040.3 millones de dólares, lo que representa el 20.6% del PIB nacional. Ello implica un monto por hora de $2,237,140.38 en ingresos al país. Los ingresos en lo que va de 2023 reportan un aumento mensual de un promedio de $120 millones al mes en comparación del mismo mes en el año 2022. Los ingresos por remesas en este país, superan con creces los ingresos del gobierno y los de los sectores productivos, y seguramente rebasa el valor de todas las exportaciones del país. Es de mencionar que las remesas individuales de los guatemaltecos son las más altas en promedio de la región, rozando una cifra cercana a los $500 mensuales, le siguen los salvadoreños con un promedio de $370 dólares al mes y los hondureños están enviando un promedio de $330.
El Salvador, recibió un total de $7,741,9 millones de dólares en remesas familiares con un incremento del 3,16% en comparación del 2021, según datos del Banco Central de Reserva de El Salvador. Es de mencionar que El Salvador, vuelve a posicionarse como el país Latinoamericano en el que las remesas representa un valor más alto en relación con el PIB, con un 24.1% (marzo 2023).
En Honduras las remesas familiares se estiman en cerca también del 24% del PIB. Según El Banco Mundial, y el flujo de remesas familiares asciende a $8,683,6 millones en 2022, un 17.8% más que lo registrado en 2021, según el Informe “Remesas Familiares en Honduras 2017-2022, realizado por el investigador Elvis Teodoro Casco Alfaro para Banco Central de Honduras.
Es importante señalar las grandes diferencias en cuanto al peso de la remesa familiar con respeto al PIB con el vecino del Norte Centroamericano; México, en el que las remesas familiares equivalen al 4% del PIB del país en el mismo periodo; sirva este dato para evidenciar la debilidad de las economías centroamericanas y la gravedad de su artificial subsistencia por las remesas familiares.
Atrapados e invisibles:
Es tesis de la visión general del NTC sobre la problemática de la comunidad migrante, que uno de los componentes psicológicos más arraigados y nocivos en la calidad de vida de la diáspora Centroamericana (y con implicaciones en la próxima generación de estadounidenses), es el sentimiento constante de sentirse atrapados y excluidos en su país de origen, e ignorados y perseguidos en su nuevo país (Estados Unidos), sintiéndose “seres humanos de segunda”.
Muchos de esos migrantes constituyen familias y tienen hijos en Estados Unidos, los datos muestran tazas promedio de fecundidad mayores en la población migrante que la población estadounidense; Estos nuevos estadounidenses crecerán en hogares marcados por esa huella psicológica. El NTC considera que es un grave problema de salud pública no adecuadamente abordado.
El ciudadano que más aporta es quien menos recibe del Estado; -Crónica de una injusticia en vidas marcadas por la injusticia:
En el caso de los países del triángulo norte, no obstante ser sus migrantes en Estados Unidos la principal fuente de ingreso, en la economía nacional; resulta paradójico que a pesar de su peso económico, la población migrante es invisible en la agenda política y cultural de estos países.
En gran medida la población migrante se percibe así misma como en abandono, e invisbilización en sus estados de origen -en cuanto al apoyo para procurar facilitar sus condiciones de vida en Estados Unidos, las condiciones de su eventual retorno y la mejora de condiciones de vida de sus familiares en sus países de origen-. Esta percepción de abandono e invisbilización se ve reforzada por hechos concretos tales como servicios consulares escasos e ineficientes, ausencia de inclusión de los migrantes en la vida cultural del país o de construcción de lazos identitarios que establezcan empoderamiento nacional como la construcción de una memoria histórica que les incluya y reconozca, estrategias de desarrollo de prevención de migración irregular, y de retorno en mejores condiciones. En los últimos anos la demanda por representación política ha sido creciente.
Este abandono constituye y es percibido por la población migrante como una nueva revictimización, ya que previamente fueron víctimas de la expulsión en sus países -Expulsados por la ausencia de oportunidades, la pobreza multidimensional, violencia, y debilidad institucional del Estado-, ello causa una anomia social colectiva en la comunidad migrante y el rompimiento de sentido de pertenencia nacional lo que impide que los migrantes contribuyan de manera mucho más efectiva a los urgentes cambios y transformaciones que sus países de origen necesitan urgentemente, creándose un círculo de migración que se repite generación tras generación.
El abandono institucional de la comunidad migrante ha llegado al extremo de acciones inexplicables de soberbia e incluso actos ilógicos de verdadera crueldad, como por ejemplo el hecho consumado por el estado guatemalteco, de intencionalmente no aprovechar la coyuntura y dejar ir la oportunidad de obtener Estatus de Protección Temporal (TPS) -protección mínima con que cuentan los migrantes salvadoreños y hondureños desde tiempo atrás-. En 1998 durante la administración de Álvaro Arzú, su gobierno no solicito e incluso anuncio públicamente que Guatemala se recuperaba sin ningún problema de la catástrofe provocada por el huracán Mitch. Es de recordar que en Noviembre de 1998: A raíz de dicha catástrofe, la entonces secretaria de Justicia Janet Reno anunció que suspendería temporalmente la deportación de ciudadanos de El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua. Este hecho, e inmediatas negociaciones dio lugar a la ampliación de dicho estatus para los migrantes salvadoreños y a la obtención del mismo para los hondureños, NO así para los Guatemaltecos. El dolor que ha provocado la separación de cientos de miles de familias guatemaltecas -a veces por décadas- producto de la arrogancia insensible del gobierno de turno en ese entonces, y del desinterés de los subsiguientes, lacera desde entonces.
Los 3 países del triángulo norte, comparten problemas enormes de atención y cobertura consular deficiente e indolente, Guatemala, en donde obtener una cita para solicitar un pasaporte puede durar 120 días en promedio, y cuya red de 22 consulados, El Salvador 25 y Honduras 13. Cobertura insuficiente para 50 Estados, en un territorio de 9.6 millones de kilómetros cuadrados.
Paralelamente a ello la comunidad migrante en Estados Unidos -proveniente de los 3 países Centroamericanos- han solicitado en repetidas ocasiones, derecho al voto efectivo, representación política ante los congresos nacionales, y representación en general de acuerdo con su enorme peso económico en sus estados de origen y a su representación poblacional, todas estas solicitudes democráticas, constituyen agenda pendiente. Si bien los 3 países permiten el derecho al voto en Estados Unidos, los medios utilizados, no permiten una participación real y no implementa mecanismos que magnifiquen la cobertura como el voto por correo.